Martín Martinez Saez
Paola Ferrari
agarraditas de la mano amigas para siempre mirando el vulcan, desplegando barbis, dibujos con creyones y braguitas
El barrio: el mundo
Sopitas, mal de ojo, nísperos y gofio en el monte cubierto de nubes, “…de posmita, de tristeza gris oscura.”.
Allá arriba soñando con los barrios bajos, con la playa.
Andrea Abreu, un pedacito Canario, un fisquito de su casa, de su infancia desgarrándonos en la lectura.
Martín Martinez Saez
Paola Ferrari
Imágenes de luz, de estrellas, puertas que se abren al bosque, fuego, flores.
La inmensidad del cielo con heridas de palabras cruza el puente de Brooklyn.
El amor: pétalos caídos como lirios de una semana.
Mamá, papá: las estaciones del año parpadean sombras, tendido en el pasto escribo poemas, escribo a Ocean Vuong.
No hace falta convocar más palabras sobre Ocean solo leer su poesía.
Martín Martinez Saez
Paola Ferrari
Invierno en Buenos Aires
Esperando la tormenta de Santa Rosa, ese raro “verano” que se repite todos los años, y que marca el tiempo del relato.
La protagonista y una simpática perra basset nos van a llevar por una lenta caminata por el barrio de San Cristóbal y algunos curiosos hitos arquitectónicos.
Entrecortados con ese ir y venir por Av. Entre Rios y otras calles del barrio se van a ir delineando los personajes y la nostalgia de una infancia lejana en el pueblo de Lezama.
La soledad es la clave de este viaje de ida a los 90 con Madonna sonando en la pista del Morocco, Jeans prestados y perfume unisex.
Intentar ser una misma, trabajar, estudiar, enamorarse y crecer en una ciudad un tanto ajena.
Cigarrillo tras cigarrillo, el último párrafo le da nombre a la chica que vino a descubrirse a sí misma, dejando abierto el nuevo comienzo.
Martín Martinez Saez
Paola Ferrari
Martín Martinez Saez
Paola Ferrari
Martín Martinez Saez
Paola Ferrari
Martín Martinez Saez
Paola Ferrari
Martín Martinez Saez
Paola Ferrari
Sergio Vallejos
En un lugar lejano tuve que dejar mi instinto animal de ataque y saber que todo el tiempo lo cura.
Llegó el día que alguien se fue del altar sin quedarse a la ceremonia y no fue un día cualquiera, fue uno de lluvia y viento.
Estaba en los planes que viniera, pero no me hablo en todo día y ni siquiera contestó mis llamadas, pensé - bueno ya está, no todos somos para todos.
Pero con un breve llamado me dijo puedo salir en cinco !!!
Y como suele pasar salte del sillón me bañe y pedí la comida, obvio la que ella quería.
Vino y como siempre trato de alejarse todo el tiempo y yo la miraba todo el tiempo, pero siempre conduce con un pie en el freno y cuando ve que me acerco se aleja como sabiendo que no tenemos futuro.
Sin darme cuenta se hicieron las dos de la mañana y entre charla y charla, risas y risas sentí que me estaba enganchando y ese es el principal problema, no vale estar solo en una relación y cuando seguramente mi sentimiento es casi un anuncio en la noche…,
dice Me voy.
Sabía que no era simplemente un arriesgarlo todo y que pase lo que pase, todo lo contrario, era seguir en este juego que terminara cuando decida que puede dar libertad a lo lindo que por momentos está en el aire que compartimos, o con lo que indiscutidamente repite hasta subir al auto bajo la lluvia. Este es el proceso de una linda amistad.
Existe la amistad entre el hombre y la mujer ?
Y sabes… que el tiempo es veloz, te acuerdas de ayer… la vida era vida y el mundo era paz y ahora me siento diferente, sabiendo que quedan muchas cosas para dar. Siempre que encontremos alguien a quien amar. Lo vez que todo va todo creciendo, si más arriba.
Ahora lo confuso, que busco y que busca.
Por ahora las pulsiones quedarán para otro día en esta historia o seguramente en otra.
Mientras esto pasa sigue sonando Numbarton.
Gracias y buenas madrugadas.